(Visite au musée des Jacobins d’Auch)
La visita tuvo lugar el 10 de febrero, viajamos en autobús, los alumnos, Marc Granier, profesor de historia y geografía, la asistente de lengua castellana Rosimar Guevara López, y Odile Bouchet, profesora de castellano. En el museo, se hicieron dos grupos. Mientras cada grupo visitaba el museo, el otro paseaba por las calles de Auch, que es una ciudad muy bonita, y almorzamos todos juntos a orillas del río, ya que por suerte ese día hizo muy buen tiempo y muy suavecito, como para estar afuera sin problema.
Todos descansaron un poco después de comer, y por la tarde invertimos los grupos, uno de visita en el museo y otro por las calles
Dentro del museo tuvimos una conferencia de presentación de la colección, que fue iniciada por Guillaume Pujos, hombre culto que en el siglo XIX viajó a Chile, donde vivió años con su hermana, ganándose la vida como sastre, y recorriendo toda la parte de Chile, Bolivia y Perú, en donde se constituyó una hermosa colección personal de antigüedades. Al regresar al terruño en los años 20 del siglo XX, trabajó en la conservación del museo des Jacobins, al cual legó por testamento su colección de arte americano.
Pero a su muerte nadie le hizo caso a esta colección, siendo Auch una ciudad muy chiquita y provinciana, y aquello durmió en los sótanos unos cuantos años. Pero al fin, juntando los esfuerzos de muchos, y varias colecciones privadas donadas a la ciudad, se abrió al público la segunda colección de arte americano antiguo de Francia.
Hubo muchas explicaciones sobre el arte funerario, los objetos que acompañaban a los muertos notables en su viaje post-mortem, muchos de barro, alguno de metal. Tejidos también, de lana. Y un quipu en perfecto estado de conservación. Recorrimos así milenarios de civilizaciones, como para dar cuenta de que citar tan solo a los Incas es restrictivo y no corresponde con la realidad histórica. Muchos otros pueblos muy brillantes se han sucedido en Perú desde muy antiguo. Vencidos los Incas por los españoles, empezó el arte colonial, el museo le dedica una sala en la que hay un tejido de plumas (arte muy desarrollado en toda América el de las plumas, material considerado el más precioso por su fragilidad y sus vistosos colores), conservado en una vitrina especial para evitar su deterioro.
Los alumnos apreciaron la visita que les permitió ver objetos de verdad, y no sólo en foto como en clase, por ejemplo, el ver la importancia de las plumas en el arte de representación, constatar la frecuencia y realismo de las representaciones sexuales, en objetos rituales, el reconocer animales, vegetales y escenas de la vida diaria, en las formas de las cerámicas.
Sin embargo se sintieron un poco limitados en tiempo, ya que hubo una conferencia un poca larga que no les dejó todo el tiempo que hubieran querido tener frente a las vitrinas para detallarlas. Envidiaron a los niños de una escuela primaria que tuvieron la libertad de andar entre las vitrinas a su antojo con un juego a base de dibujos, lo que les pareció idóneo para apreciar el arte de las representaciones expuestas.
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